Aún quedan en España nostálgicos de no se sabe qué sistema utópico que ven en Fidel Castro y el régimen castrista una especie de dictablanda bonachona y paternalista que protege a los pobres cubanos frente al imperialismo y el capitalismo. Hace muy pocos años, Llamazares vendía en una entrevista televisiva las excelencias y logros de la revolución castrista, a la que conocía por sus visitas a la isla y a la que comprendía por su cercanía ideológica marxista. La reciente muerte por hambre del disidente cubano Orlando Zapata no han hecho cambiar en profundidad la actitud del gobierno español que parece mirar con mejores ojos a esa ya cuarentona dictadura que a la democracia hondureña, cuyo presidente electo, Porfirio Lobo, aún no ha sido visitado ni invitado por el Gobierno de España (al parecer para evitar el posible enfado de Hugo Chávez y compañía). Porfirio Lobo ni siquiera ha podido asistir a la Cumbre de Madrid América Latina y el Caribe-Unión Europea.
Mientras, el juez Garzón se afana por procesar a supervivientes de dictaduras derechistas (Argentina, Chile…) ya muertas hace tiempo, acusándolos de torturas, genocidio y crímenes contra la Humanidad. Eso estaría realmente muy bien si el juez y otros hiciesen exactamente lo mismo con dictaduras que aún existen, pero que en este caso son de izquierdas, como la de Castro. En este ocasión, se mira para otro lado y no se habla de procesar a nadie ¿Es que las víctimas de Argentina, Chile o Cuba, en este caso, no valen lo mismo?
Ante este panorama, resulta gratificante que directores de cine, periodistas, escritores e intelectuales españoles se mojen y se impliquen en la defensa de la libertad y los derechos humanos de los cubanos frente a un régimen castrista dictatorial, que lleva las trazas de convertirse en monarquía en la persona del hermano de Fidel.
Escritores como Mario Vargas Llosa o Fernando Savater, directores de cine, como Fernando Trueba o Almodóvar, periodistas como Malena Aznarez, vicepresidenta de Reporteros sin Fronteras, cantantes como Alaska o Ana Belén son algunos de los 62 intelectuales, escritores y artistas que han constituido una Plataforma por Cuba que tiene como fin movilizar a la sociedad en apoyo de la democratización de la Isla.
Vargas Llosa no deja lugar a equívocos
sobre la dictadura castrista
En palabras de Vargas Llosa, lo que piden los disidentes cubanos es “democracia, libertad, que se reconozcan unos derechos ciudadanos: el derecho a disentir, a criticar, a organizarse políticamente, a elegir a sus propios gobernantes, a viajar, a trabajar en libertad”. El novelista pidió al Gobierno español, actual presidente de turno de la Unión Europea, “solidaridad para quienes en Cuba piden lo que tienen España y Europa, y no una política de complicidad”. ¿Tan difícil es de comprender?
¿A quién no le gusta vivir en libertad? ¿Por qué los cubanos no pueden hacerlo?
No sólo intelectuales y hombres del cine pueden firmar el Manifiesto, cualquier ciudadano, también estudiantes, puede hacerlo. También el ministro Moratinos, si verdaderamente quiere lo mejor para los cubanos.
Para firmar el Manifiesto por la democratización de Cuba ->
