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  La prensa, el buey y la mula
 

La prensa, el buey y la mula...


En multitud de ocasiones, entre lo que alguien realmente dice y lo que los medios de comunicación dicen que ha dicho hay un abismo. En el caso que nos ocupa, esos medios afirman que el Papa nos quiere quitar el buey y la mula... y esto, en ocasiones, lo afirman además aquellos medios de comunicación a los que menos les interesa la celebración navideña. Por eso, es bueno ir a las fuentes y leer el texto original escrito por el Papa en su último libro La infancia de Jesús, que en diez días desde su publicación ha pasado a ser el número uno en las listas de los más vendidos.

Esto es lo que realmente ha dicho el Papa sobre el buey y la mula... nada que ver con lo que se inventan los medios de comunicación:

Como se ha dicho, el pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1, 3: “El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende.”
Peter Stuhlmacher hace notar que probablemente también tuvo un cierto influjo la versión griega de Habacuc 3, 2: “En medio de dos seres vivientes… serás conocido; cuando haya llegado el tiempo aparecerás”. Con los dos seres vivientes se da a entender claramente a los dos querubines sobre la cubierta del Arca de la Alianza que, según el Éxodo (25, 18-20), indican y esconden a la vez la misteriosa presencia de Dios. Así, el pesebre sería de algún modo el Arca de la Alianza, en la que Dios, misteriosamente custodiado, está entre los hombres, y ante la cual ha llegado la hora del conocimiento de Dios para “el buey y el asno”, para la humanidad, compuesta por judíos y gentiles.
En la singular conexión entre Isaías 1,3, Habacuc 3, 2, Éxodo 15, 18-20 y el pesebre, aparecen por tanto los dos animales como un representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento y, en la pobreza de este nacimiento, recibe la epifanía, que ahora enseña a todos a ver. La iconografía cristiana ha captado ya muy pronto este motivo. Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno” (págs. 76 y 77 de "La Infancia e Jesús").

 

Como se ve el pensamiento del Papa no da pie a nada de lo que ahora se está escribiendo, más bien lo contrario...

 
 
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