Un poco de Historia... y un poco de todo
   
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  7 de junio, cita con Europa
 

7 de Junio, cita con Europa

<<Europa es la cuna y la guardiana de la democracia>> (R. Schuman)

         
La separación de los poderes político y religioso es una de las características y aciertos de la civilización occidental, que, no hay que olvidar, es de raíz cristiana. Sin embargo, en diversas ocasiones a lo largo de
la Historia se han producido tensiones y enfrentamientos entre los representantes de la política y la religión. Algunas de las autoridades de ambas partes han podido sentir la tentación de entrometerse e invadir las competencias del otro –en ocasiones con la mejor de las intenciones. Probablemente, todos tenemos en mente conceptos como cesaropapismo, teocracia, regalismo, derecho de presentación de obispos…

En la actualidad, desde determinados sectores laicistas del mundo de la política se pretende someter el ámbito de lo religioso y de las creencias a una esfera estrictamente privada. De esta forma, para esos sectores, se puede hablar públicamente de cualquier tema –deportes, cultura, ciencia, música…- pero está mal considerado opinar sobre aspectos tan propios del ser humano como son las creencias (que en todos los tiempos ha tenido el ser humano, por el mero hecho de ser eso, humano). Se pretende que cualquiera puede opinar en público sobre cualquier tema (cambio climático, astrología, adivinación del futuro, economía, política…), que cualquier político, entrenador deportivo o líder social o sindical puede dirigir y orientar a sus seguidores, pero cuando lo hacen los representantes de la Iglesia, ya comienzan las suspicacias, malentendidos, malas interpretaciones y acusaciones de “estar haciendo política”. Tal vez, olvidan que en democracia debe existir libertad de expresión PARA TODOS y, por lo tanto, los representantes de la Iglesia están en su derecho de dirigirse libremente, como cualquier otro ciudadano, a sus representados que, a su vez, son libres para seguir sus orientaciones.

Recordando que el origen de la Unión Europea fue inspiración y obra de católicos europeos practicantes y comprometidos (Schuman, Adenauer, De Gasperi) y que los principios de dicha Unión se basan en la doctrina social católica -aunque algunos, laicistas claro, pretendan ocultarlo-, ante las próximas Elecciones al Parlamento Europeo del 7 de junio, y para evitar las malas interpretaciones y posibles manipulaciones (que si la Iglesia “obliga”, que si “se entromete”…), bueno será recurrir a las fuentes y conocer qué recomienda la Iglesia europea a los católicos europeos. Después, cada uno podrá juzgar si son razonables o no sus orientaciones y si están en línea con los objetivos iniciales que se propusieron aquellos europeístas.

A partir de aquí dejamos hablar a sus protagonistas:
 

CONSTRUIR UNA MEJOR CASA EUROPEA

Declaración de los obispos de la COMECE ante las elecciones para El Parlamento europeo de 4-7 de junio de 2009.

Las elecciones europeas: Una oportunidad para construir una Europa mejor

Después de 64 años de desarrollo pacífico, y a los 20 años de la caída del Telón de acero, que puso término a la división del continente, el proceso de integración europea merece ser apreciado, a pesar de algunas lagunas. Por este motivo, los Obispos de la COMECE (Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea) apoyamos y promovemos la Unión Europea como proyecto de esperanza para todos los ciudadanos.

Incluso en este tiempo de incertidumbres debidas a la crisis financiera y económica, la Unión Europea ha demostrado que es una casa segura que se esfuerza por preservar la estabilidad y la solidaridad entre sus miembros. Hoy, en 2009, la Unión Europea tiene la capacidad y los medios para responder a los retos más apremiantes y urgentes de nuestro tiempo.

Participando en la elección del Parlamento Europeo, todos los ciudadanos tienen la posibilidad de contribuir al desarrollo y a la mejora de la Unión Europea.

La participación en las elecciones: un derecho y una responsabilidad

La Iglesia católica ha apoyado desde el principio el proyecto de integración europea y continúa apoyándolo hoy. Todo cristiano tiene, no solamente el derecho, sino también la responsabilildad de comprometerse activamente en este proyecto ejerciendo su derecho de voto.

La participación de los cristianos es esencial para redescubrir el "alma de Europa" que es vital para responder a las necesidades fundamentales de la persona humana y para el servicio del bien común.

El Parlamento Europeo, a través de sus poderes y sus competencias (que serán todavía reforzadas cuando concluya el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa), debe contribuir a responder a estas aspiraciones y objetivos.

Lo que esperan los cristianos del Parlamento Europeo

Los principios fundamentales de toda sociedad son la dignidad humana, la promoción del bien común. Por este motivo, estos principios deben encontrarse en el corazón mismo de todas las políticas del a Unión Europea.

Teniendo en cuenta el importante papel desempeñado por el Parlamento Europeo, esperamos de sus miembros que participen y contribuyan activamente en lo siguiente:


Respetar la vida humana de la concepción a la muerte natural, como parte integrante de las legislaciones, progamas y políticas de la Unión Europea en su conjunto.
Apoyar a la familia fundada sobre el matrimonio -entendido como la unión entre un hombre y una mujer- como unidad básica de la sociedad.
Promover una gobernabilidad económica fundada en valores éticos dirigida a un desarrollo humano duradero, en el seno de la Unión Europea y a nivel mundial.
Promover la justicia en las relaciones de la Unión Europea con los países en vías de desarrollo mediante una asistencia financiera y unas relaciones innovadoras.
Demostrar la solidaridad mediante la aplicación de políticas de ayuda para con los más débiles y más necesitados en nuestra sociedad (en particular, los discapacitados, los que demandan asilo, los inmigrantes).
Proteger la Creación mediante la lucha contra el cambio climático y animando a tener un estilo de vida basado en la moderación.
Promover la paz en el mundo mediante una política exterior de la Unión Europea coordinada y coherente.

Iluminados y guiados por las enseñanzas de Cristo, los cristianos están dispuestos y deseosos de contribuir a la satisfacción de estas aspiraciones, en el espíritu de la declaración de Su Santidad el Papa Juan Pablo II: "La inspiración cristiana puede transformar la integración política, cultural y económica en una convivencia en la cual todos los europeos se sientan en su propia casa" (Ecclesia in Europa, 121).
Bruselas Bruselas, 20 de marzo de 2009
 


Y concluimos nosotros: ¿es razonable y positivo el mensaje?... En nuestras manos está que Europa continúe siendo la guardiana de la democracia, como quisieron sus fundadores y no un simple gran mercado comercial.

 
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