Un poco de Historia... y un poco de todo
   
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  Quintos del Pelargón
 

Los quintos del pelargón.

Gragera Díaz, Francisco, OBERON,

Grupo Anaya, S.A., Madrid, 2004, 202 págs.

 

Francisco Gragera reconstruye –a partir de la correspondencia postal encontrada tras la muerte de su abuela- aspectos de la vida de su padre, voluntario de Falange, su familia y Almendralejo durante la República, la Guerra Civil y la España de la posguerra.

Con un estilo sencillo y de fácil comprensión, nos aproxima a aspectos como las tensiones durante la República, la Guerra Civil en Almendralejo y Extremadura, la participación de fuerzas extranjeras así como la represión, la División Azul


 

<<Almendralejo (...) el mismo día que se proclamó la República, mientras el nuevo alcalde, Rafael Rodríguez González, se dirigía al público congregado en la plaza del Ayuntamiento, unos desconocidos dispararon contra los asistentes al acto, hiriendo a dos vecinos –uno de ellos, el jefe de la guardia municipal, falleció a causa de las heridas-. En agosto de 1933, el alcalde socialista don Inocente Pavón fue amenazado con una pistola por un miembro de la Casa del Pueblo. (...) en las elecciones generales de 1933 se pudo leer un cartel que decía: “Mañana se venderá la carne de guardia de asalto a 1,5 pesetas y la de señora a 1 peseta”

(…)

<<La llegada de la República provocó acaloradas discusiones relacionadas con la propiedad de los bienes. Mi abuelo, hombre de fuerte carácter, mantuvo frecuentes enfrentamientos verbales con diversos vecinos de ideología izquierdista que le decían que había llegado la hora de repartir las ganancias del comercio de ultramarinos y del estanco, advirtiéndole también, que pronto habría que compartir hasta las mujeres, incluidas sus hijas adolescentes>>

(…)

(...) nos trasladaron hasta la plaza de toros de Mérida, escoltados por un municipal y un guardia civil. (...)

A los 45 días nos dejaron libres gracias al aval aportado por don Luis Díaz Rivero, médico titular de Fuente del Arco. De los veinte que entramos en la plaza de toros salimos dieciocho con vida: a dos compañeros (...) se los llevaron una noche y no volvimos a verlos nunca más.

(…)

(...) Rara era la familia que no había perdido algún miembro en los campos de batalla y en los actos de represión llevados a cabo por los dos bandos en la retaguardia, como atestiguaban las mujeres ataviadas  con los mantos negros en señal de luto. >>

 
 
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