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  Las huellas de los conquistadores
 

Las huellas de los conquistadores

Carlos Pereyra

 
(¡Fuera complejos! Mientras algunos acusaban a los españoles de exterminar a los indios, ¿qué hacían los colonos ingleses en Norteamérica?)


Mister Walter Hart Blumenthal escribe lo siguiente sobre la historia de las relaciones entre indios y blancos:

 En la guerra fronteriza que el ejército de Virginia, mandado por el coronel William Christian, hizo a los indios cheroquis durante el año de 1776, a todos los guerreros vencidos de esta tribu se les arrancaba el cuero cabelludo. Los prisioneros eran vendidos como esclavos. Algunos, puestos en libertad, volvían sin los gorros de dormir, para que los suyos vieran la suerte que les había cabido. Un grupo de ciudadanos de Pittsburg, dio una proclama que lleva la fecha del 17 de mayo de 1791, ofreciendo cien dólares por cada cuero cabelludo de indio hostil, juntamente con las dos orejas. Ese ofrecimiento, hecho por un habitante del condado de Alleghany, se sostenía hasta el 15 de junio próximo. Otras localidades hicieron igual cosa. El resultado de esto fué que la gente mal entretenida de la frontera se dedicara a la cacería humana, y que muchos indios traficantes fueran llevados a lugares solitarios en donde se les privaba de su valiosa techumbre.

En 1763, cuando el general inglés Bouquet guarnecía el fuerte Pitt (hoy Pittsburg) defendiéndolo de los indios, sir Jeffrey Amherst, gobernador militar inglés de Virginia, le escribió preguntándole si no habría medio de enviar la viruela a las tribus desafectas, pues debía hacerse uso de todas las estratagemas posibles para reducirlas a la obediencia. Bouquet contestó: <<Procuraré inocular a los indios con algunas mantas que caigan en sus manos, cuidando de que la enfermedad no me ataque. Y como es una pena exponer la vida de hombres buenos, desearía que empleáramos el método español, cazando indios con perros ingleses, sostenidos por soldados fronterizos y caballería ligera, que consumaría la extirpación de estos bichos. >>

El mismo escritor menciona la extinción de unas rancherías de tres mil indios a orillas del río Mystic. Se puso fuego a unas palizadas, y seiscientas personas <<murieron en el holocausto>>. Otras murieron en la fuga, atravesadas por las bajas, y algunas lograron escapar.

Blumenthal cita estas palabras de un contemporáneo, Nathaniel Morton:                                

Daba espanto ver cómo se freían en la hornaza. Pero la victoria parecía un dulce sacrificio.

Otro, Mathe, escribía:

Hoy enviamos seiscientas almas de indios al infierno.

 

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