Un poco de Historia... y un poco de todo
   
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  Yo escogí la esclavitud
 
Yo escogí la esclavitud
Valentín González, "El Campesino"

Ed. Ciudadela, Madrid, 2006

Valentín González, nacido en Malcocinado (Badajoz) en 1904 trabajó en una mina a los ocho años. Dentro de las filas comunistas, participó en las grandes batallas de la guerra (Madrid, Teruel, Lérida…).

La vida de El Campesino resulta difícil de creer. Él mismo encontraba tan asombrosos los sucesos que se van acumulando en su azarosa existencia que por ello decidió consignarla por escrito. Yo escogí la esclavitud recoge el periodo comprendido entre 1939 y 1949. Desde que, como leyenda viva del ejército republicano, escapa en un barco rumbo a la URSS, hasta su huida del infierno del gulag, tras mil avatares, a través de la frontera iraní. No obstante, en distintos momentos de esta obra, rememora lagunas “perdidas” de la “memoria histórica”: la salida de Madrid del oro del Banco de España (en la que participó El Campesino), la salida de oro hacia Francia a través de la frontera catalana y su posterior “extravío”, el triste destino de los pilotos republicanos en la Unión Soviética, el trato dado a los brigadistas que voluntariamente vinieron a luchar a España en defensa de la República…

 

<<Desde hacía diez años yo lo había sacrificado todo al comunismo. Creía servir a la mejor y más noble de las causas. Mi ilusión durante nuestra guerra había sido que España se convirtiera en otra URSS; para que entre las dos destruyeran el capitalismo y sovietizaran toda Europa.

Ciertamente, para imponer la hegemonía comunista en la zona republicana, los hombres de Moscú y los jefes estalinistas españoles habían cometido un sinfín de violencias, de arbitrariedades y de crímenes. Pero yo, individuo militar de choque, creí siempre que todo esto respondería a una necesidad revolucionaria.

(…)

 (…) los jefes de las Brigadas Internacionales (…)

¡La mayoría de ellos eran alemanes y habían venido a España para luchar contra el odiado Hitler!

¿Acaso presentían ya que en España se había preparado el próximo pacto entre Hitler y Stalin y también su sacrificio?

(…)

(…) En la URSS son recibidos con todos los honores. No obstante, las purgas no tardan en comenzar. De los 6000 comunistas y brigadistas de la guerra civil que llegan a la Unión Soviética, en 1948 sólo quedan vivos 1200.

  (…)

Durante quince días, y nada menos que doce o catorce horas diarias, se reunió una comisión especial, compuesta por una veintena de miembros de diversas nacionalidades. Cada uno de ellos me interrogaba por turno.

Me hacía el efecto de hallarme ante un tribunal de la Inquisición.

En lugar de defenderme, formulé duros ataques por la pérdida de la guerra española y por los monstruosos crímenes cometidos en España. No me daba cuenta todavía de que la responsabilidad mayor de todo ello correspondía a Moscú y que los jefes comunistas españoles no habían hecho ni hacían otra cosa que cumplir dócilmente a las órdenes del Kremlin.

Acusé a los jefes comunistas españoles de corrupción:

La Pasionaria había hecho trasladar a su amante desde la Francia ocupada a Moscú en un avión nazi. Líster había violado en un colectivo a cinco jovencitas españolas refugiadas, acusándolas de <<fascistas>>. Se me prometió una sanción contra él; pero no se le aplicó nunca. >>

 
 
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