Un poco de Historia... y un poco de todo
   
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  La Misión
 



 

Título: La Misión

Género: Drama

Año: 1986

Director: Roland Joffé

Guión: Robert Bolt

Fotografía: Chris Menges

Música: Ennio Morricone

Intérpretes: Robert de Niro, Jeremy Irons, Ray McAnally, Aidan Quinn

Duración: 126’

Premio a la Mejor Película en el Festival de Cannes, 1986. Óscar a la Mejor Película y seis nominaciones más.

 

“En las cuestiones políticas de hace 400 años encontramos los mismos interrogantes con los que luchamos hoy en día" (Roland Joffé).

 

Roland Joffé, director de la galardonada “Los Gritos del Silencio” dirige  esta película, basada –como es habitual en unpocodehistoria- en hechos reales. Esta historia épica recrea la historia de la misión de San Carlos, en las cataratas de Iguazú, a mediados del siglo XVIII.


 


Narra la historia de un jesuita, el Padre Gabriel (Jeremy Irons), al que se le encomienda un nuevo destino: hacerse cargo de la misión de San Carlos, ahora vacía por la muerte, a manos indígenas, del jesuita anterior que se hacía cargo de dicha misión. Por su parte, un mercenario, asesino y traficante de esclavos, Rodrigo Mendoza (Robert de Niro), inicia un camino de arrepentimiento por el asesinato de su propio hermano (Aidan Quinn). La culpa lo tortura sin piedad. Es entonces cuando las vidas del Padre Gabriel y Mendoza se cruzan. Al Padre Gabriel se le asigna la labor de enderezar a Mendoza, llevándoselo a la misión de San Carlos. En el camino, Mendoza inicia su personal camino de penitencia y redención (con las durezas propias de hombres de aquella época). Ahora, Mendoza se verá obligado a convivir con los indígenas que antes eran sus enemigos y mercancías a rentabilizar. Rodrigo se enamora de esa cultura y esa gente a la que antes perseguía y exterminaba. A partir de entonces, defenderá los ideales jesuíticos y la misión junto al padre Gabriel y sus seguidores.

Por otra parte, y de forma paralela, tras la Guerra de los Siete Años (1756-1763), España tendrá que ceder los territorios de Sacramento –al sur de Brasil- a Portugal. Las monarquías ilustradas y regalistas de España y Portugal, con objeto de establecer nuevas fronteras en esos territorios en beneficio de Portugal, presionarán para que los jesuitas –que serán expulsados de España en 1767- abandonen esas misiones, con el consiguiente perjuicio para una población indígena ya cristianizada. Esta medida, “políticamente razonable e ilustrada” dejará a los indígenas a merced de los traficantes de esclavos portugueses (hoy, esa actitud tal vez se entendiese por algunos como “progresista” y respetuosa al permitir el retorno del indio a su cultura originaria). El Padre Gabriel y Mendoza deberán optar entre abandonar al pueblo guaraní a su suerte o bien, defender la misión de San Carlos por las armas, rompiendo el voto de obediencia y el rechazo de la violencia. Mientras Gabriel utiliza como únicas armas la fe y métodos pacíficos, Mendoza luchará a golpe de espada. Son dos aspectos que marcan las diferencias de uno y otro. No obstante el amor hacia ese pueblo será algo que los una en el fondo.

En esta película se recrean las misiones fundadas por los jesuitas en los actuales territorios de Brasil, Paraguay y Argentina, la actitud de algunos gobernantes europeos que sólo ven América como un lugar a explotar y el afán de las monarquías ilustradas por controlar todos los poderes, incluido, en este caso, el religioso; ésta es la forma que tiene el Estado –entonces y ahora- de evitar toda crítica moral por los abusos del poder político.

Por otra parte, la tarea evangelizadora y la creación de estas misiones fueron una tabla de salvación para los pueblos indígenas que se refugiaban en estas misiones para evitar caer en el yugo de la esclavitud.

Estas misiones jesuíticas, además de desempeñar una función evangelizadora de los pueblos indígenas, también impulsaron un sistema igualitario, que protegía al indio en una comunidad tutelada por los jesuitas, evitando, así, que cayesen en manos de traficantes de esclavos portugueses. Y esto no lo veían bien las monarquías despóticas de España y Portugal. Estas monarquías europeas lograron que las misiones jesuíticas desaparecieran de esos territorios. Algunas de estas misiones se negaron a desaparecer y lucharon en beneficio del indígena contra las pretensiones europeas.

Esta película es fascinante, tanto en su fondo como en su propuesta visual. La lucha por la libertad de los oprimidos contra la opresión de las grandes potencias coloniales, la crítica al carácter autodestructivo del hombre (en la primera etapa de Mendoza) y esa preciosa relación entre Mendoza y el Padre Gabriel que culmina en el dramático final de la película. 

La Misión cuenta con numerosas imágenes de gran belleza: la primera escena del jesuita crucificado cayendo por las bellísimas cataratas de Iguazú; también la escena en que el Padre Gabriel tiene el primer encuentro con los indios guaraníes, mientras toca con su oboe ese precioso tema musical de Morricone; o el camino de penitencia que asume Mendoza hasta la misión de San Carlos, cuya cima significará el fin de la penitencia y el inicio de una vida nueva.

La puesta en escena de Joffé es magnífica, recreándose en las preciosas imágenes de la selva tropical. El guión es otro de sus aciertos, en especial, en el tratamiento psicológico del torturado Mendoza en busca de su perdón.

 
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