Un poco de Historia... y un poco de todo
   
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  No te costará más
 

No te costará más…

DONDE HAY SENTIDO COMÚN
SOBRA TODO LO DEMÁS

"Mi pensamiento y mi vida discurren ajenos a los dioses, en general, y al Dios de los católicos en particular. No comulgué ni fui confirmado, me casé por lo civil, mis dos hijos no fueron bautizados y han estudiado en escuelas laicas, como su padre. Por lo breve, digo, ni soy católico ni aguardo orientación de ninguna fe religiosa, la que fuere. ¿A qué viene, entonces, mi chocante postura de destinar la X del IRPF a la Iglesia Católica? Algunos la tildarán de gracieta simplona, otros de contradicción incomprensible, de inane provocación, etcétera. Nada opongo a tales opiniones, menos aún si sustentan la idea, más o menos refinada, de que seré aproximadamente un gilipollas. Pero si alguien desea curiosear en por qué un ateo marca su X a favor de la Iglesia, quizá le interesen mis tres razones principales".
1. La Iglesia católica es históricamente la organización benéfica más eficiente. No estableceré un ranking de altruismo, pero yo, siendo ateo, dudo que los recursos administrados por la Iglesia sean desdeñables o necesariamente sustituibles: voto por mantenerlos.

2. Europa está obviando el catolicismo. Asistí recientemente a la misa dominical en un convento de clarisas, con su olor inefable a musgo e incienso. A mediodía, las monjas ocupan un coro, allá por el ábside; los fieles llenan la pequeña nave y el cura lee sugestivos textos, y lo hace bien, y por un momento me siento parte de algo más grande y más permanente que yo, algo que sosiega la respiración y atempera el pulso, sin necesidad de lapidar a nadie. Y luego visité otra iglesia, donde se cantaban bellísimas habaneras de tema religioso. Voto por ese espíritu de paz y concordia, aunque yo no sea creyente.

3. Estoy harto de la beligerancia que existe contra la Iglesia Católica en nuestra sociedad española. Justo por no serlo, me parece inexplicable el furor obsesivo por bajar los crucifijos de los colegios. No veo qué daño causan los símbolos de una fe que no me asiste, pero sí ilustra mi paisaje histórico y emocional. Me espanta el fanático que se jactaba de clausurar escuelas católicas o quemar frailes. No concibo que un absurdo revanchismo haga saludar a gobernantes infames como Chávez y ningunear al Papa, líder espiritual de muchos compatriotas. A mi juicio de ateo, es lógico y deseable que el Estado sea laico, pero sucede que España no lo es. Hay vida inteligente fuera del Estado, así que pongo la X para la Iglesia Católica, no vaya a ser que algún insensato la destine a construir mezquitas y tengamos que resucitar a don Juan de Austria".

Doctor José Manuel López (especialista en Oncología en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander). El Diario Montañés.

 
 

El anterior escrito, firmado por un médico especialista, confirma la tendencia claramente ascendente en muchos españoles –con independencia de sus creencias o increencias religiosas- a la hora de destinar el 0,7% de sus impuestos a obras sociales llevadas a cabo por la Iglesia en España. En 2006 fueron 6.483.180 contribuyentes y en 2009 fueron 7.260.138.

 

¿A qué destina la Iglesia ese 0,7% de los impuestos de cada ciudadano que recauda Hacienda para fines sociales?

 

Algunos datos: 4500 centros asistenciales que atienden a casi tres millones de personas  carentes de recursos; 86 hospitales, 55 ambulatorios o dispensarios, casas para atender a ancianos, enfermos crónicos, inválidos o minusválidos, casi 200 orfanatos o centros de tutela de la infancia, 237 guarderías, 178 consultorios familiares y centros de defensa de la vida y la familia, 68 centros para víctimas de la violencia y atención de ex prostitutas, 53 centros de asesoría jurídica, 272 de promoción de trabajo, casi mil quinientos para mitigar la pobreza, 639 para asistencia de emigrantes y refugiados prófugos, 19 de educación para la paz, 221 culturales y artísticos, 78 de rehabilitación de drogadictos…

 

Para que las cifras no queden en abstracto, es conveniente concretar con algunos nombres que se han hecho, por méritos propios, un hueco en la mente y el corazón de muchos ciudadanos:

 

Cáritas, con 60.000 voluntarios, que dedican su tiempo gratuitamente, prestó ayuda de emergencia a 800.000 personas en 2009, el doble que en 2007. También ayuda a través de programas de empleo a 90.000 personas.

 

Manos Unidas, con más de 4.000 voluntarios, que también aportan gratuitamente su tiempo, promueve 692 proyectos de desarrollo en África, América, Asia y Oceanía por un importe superior a 54 millones de euros. Sus objetivos son <<la lucha sin cuartel contra el hambre y la pobreza, la labor paciente a favor de la educación de los más desposeídos, la promoción social de las personas, la especial atención a la mujer, el desarrollo agrícola y la atención sanitaria>>.

 

Proyecto Hombre, se dedica a ayudar a romper con el mundo de las drogas, a recuperar la autoestima y a encontrar a su propia identidad y reinsertarse en la sociedad a personas que han caído en esas redes. Sólo en Zamora, Proyecto Hombre, a través de un equipo terapéutico integrado por 13 profesionales, atiende a entre 100 y 120 personas cada año en su finca de La Milagrosa.

 

El Hogar Mercedario acoge en un piso de Barcelona a diez jóvenes reclusos que disfrutan del tercer grado penitenciario. Por ese Hogar Mercedario, creado en 1972, pasan cada año más de cien de esos jóvenes. Hay centros similares en Zaragoza, Castellón, Lérida o Valencia.

 

Es evidente que esas instituciones, ONGs y centros desempeñan una función social imprescindible para atender a los más desfavorecidos. ¿Podría asumirla el Estado en la situación actual sin aumentar de forma importante los impuestos? Difícilmente. Para el contribuyente que marca la X en la casilla de ayuda a la Iglesia, ¿supone pagar más? En absoluto: lo único que hace el ciudadano es indicar al Estado a qué fin social quiere que vayan destinados el 0,7% de los impuestos que paga. ¿Se puede marcar también con una X la casilla correspondiente a otros fines sociales? Por supuesto. En este caso, el Estado destinará otro 0,7% de los impuestos del ciudadano a prestar otros servicios sociales, con lo que, entre ambos, sumarán el 1,4% de los impuestos. Cada contribuyente, con el 1,4% de sus impuestos -sin pagar más y sin esfuerzo- puede ayudar mucho.

 




Buen lema el elegido para este año:

 No te costará más,

no te devolverán menos

 

 Enlaces:

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