Básicamente, hay dos formas de pasar por la vida: una viviendo para uno mismo, luchando por alcanzar las metas que nos hemos propuesto y satisfacer únicamente nuestros propios intereses; al final, cuestión de tiempo, podrá llegar el aburrimiento, el tedio y, en el peor de los casos, la desesperación. Paradójicamente, son los jóvenes de los países más desarrollados los que ostentan el triste récord de suicidios. Etsuro Sotoo, escultor japonés que trabaja en Barcelona en la construcción de la catedral de la Sagrada Familia de Gaudí afirma que
<<En Japón se suicidan cada año más de 30.000 personas, porque, como dijo Dante en La divina comedia, quien pierde la esperanza está en un auténtico infierno>>
La otra forma es dar sentido a la propia vida intentando ayudar a los demás, magnifica manera de realizarse uno mismo y también de enderezar algo el rumbo de la Historia.
A través de la gran pantalla y gracias a Steven Spielberg y su magistral obra “La lista de Schindler”, película recomendable que obtuvo siete Oscar en 1993, todos hemos podido conocer a ese industrial alemán que salvó de la muerte a unos 1000 judíos que estaban recluidos en los campos de concentración.
Hay, en cambio, muchos otros héroes anónimos que arriesgaron su vida intentando salvar a los demás y que no han obtenido el bien merecido reconocimiento público. Éste es el caso de Irena Sendler, heroína desconocida fuera de Polonia y apenas reconocida dentro por algunos historiadores debido a que los años de oscurantismo comunista tras el Telón de Acero habían borrado su hazaña de los libros de historia oficiales del régimen comunista. Una muestra de la grandeza de Irena es que ella misma tampoco puso interés en hacer públicos sus actos de heroísmo y espíritu solidario hacia los más débiles.
Entonces, ¿Cómo hemos llegado a conocer a Irena? En 1999 un grupo de alumnos de un instituto de Kansas realizaron un trabajo final de curso sobre los héroes del Holocausto (en este sentido, recomiendamos ver la magnífica película Diarios de la calle). En su trabajo de investigación, los alumnos encontraron algunas referencias sobre Irena. Destacaba un impresionante dato: Irena había logrado salvar del exterminio nazi a unos 2500 niños judíos polacos. Cuando intentaron localizar su tumba, descubrieron que aún vivía, que tenía 97 años y que residía en un asilo del centro de Varsovia.
¿Cuál es la historia de esta discreta mujer?
En 1939 Alemania invadió Polonia. Irena trabajaba entonces como enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, que se ocupaba de los comedores comunitarios de esa capital. Tres años después, en 1942, los nazis crearon el gueto de Varsovia para recluir a la población judía de la ciudad. Irena, católica de religión, contempló horrorizada las inhumanas condiciones a que era sometida la población judía y decidió unirse al Consejo para la Ayuda a los Judíos. Logró hacerse con identificaciones de laoficina sanitaria que, entre otras tareas, se ocupaba de luchar contra las enfermedades contagiosas que diezmaban a los judíos del gueto. Ante el temor a una epidemia de tifus, los alemanes “delegaron” en los polacos el control de ese recinto incomunicado.
Aprovechando su posición, Irena propuso a las familias judías intentar salvar a sus hijos sacándolos del gueto ya que de otro modo morirían. Los padres, angustiados, preguntaban: “¿Puedes prometerme que mi niño vivirá?” Pero ¿quién podía prometer algo en esas circunstancias, si ni siquiera se sabía si conseguirían salir vivos del gueto? Irena, como madre que era, podía comprender las dudas y angustias de las madres y abuelas a la hora de desprenderse de sus niños. En ocasiones, cuando Irena o alguna de sus colaboradoras acudieron para entrevistarse con las familias, se encontraron con que los alemanes habían embarcado a todos en el tren que los conduciría a los campos de exterminio. Esas experiencias tan dramáticas la empujaban a actuar con más celeridad y riesgo para salvar al mayor número posible de niños: los sacaba en ambulancias, simulando, ser víctimas del tifus, los sacaba escondidos en cestos de basura, en cajas de herramientas, en sacos de patatas, en ataúdes…cualquier recipiente podía ser transformado en una vía de escape. Pero, también, cada intento suponía arriesgar su propia vida.
Con el objetivo claro de salvar al mayor número posible de niños judíos, logró reclutar al menos a una persona de cada uno de los diez centros del Departamento de Bienestar Social y con su ayuda elaboró cientos de documentos falsos para cambiar temporalmente la identidad de los niños judíos. Para ella no era suficiente con salvar sus vidas, sino que pensaba en los tiempos de paz posteriores. Quería que más tarde pudieran recuperar su verdadera identidad, su historia personal y su familia. Creó un archivo en el que registraba los nombres de los niños y sus identidades ficticias. Anotaba los datos de cada uno de esos 2500 niños en pedazos de papel que escondía en botes de conserva enterrados bajo un manzano en el jardín de su vecino.
Como madre, Irena comprendía perfectamente el peligro que corrían los niños judíos. Se trataba de una carrera contra el tiempo para salvar al mayor número posible
Sin embargo, los nazis descubrieron sus actividades y el 20 de octubre de 1943, Irena fue detenida por la Gestapoy trasladada a la prisión de Pawiak, donde fue brutalmente torturada. Escondida en un colchón de paja de su celda encontró una deteriorada estampa que representaba a Cristo. Con ella obsequió a su compatriota Juan Pablo II en 1979. Los nazis pretendieron sonsacarle información pero Irena que era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños judíos soportó la tortura y rehusó traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños ocultos. Entre otras crueldades, los nazis le rompieron los pies y las piernas pero no lograron romper su voluntad. Por ello, fue condenada a muerte pero la sentencia no se ejecutó –a diferencia de los integrantes de la Rosa Blanca- porque camino del lugar de la ejecución el soldado que la trasladaba la dejó escapar. La Resistencia le había sobornado para que no muriese con Irena la información sobre el paradero de los niños. Oficialmente Irena aparecía en las listas de los ejecutados por lo que, a partir de entonces, pudo continuar su trabajo pero con otra identidad.
Para los regímenes totalitarios, sean del color que sean, la dignidad de la persona carece de valor y todos deben estar al servicio del Estado
Una vez finalizada la guerra, ella misma desenterró los tarros y utilizó la información para intentar localizar a todas aquellas familias adoptivas y reunir a los niños con sus parientes dispersos por toda Europa. Muchos niños habían perdido a sus familiares en los campos de concentración nazis.Los niños sólo la conocían por su nombre clave: Jolanta. Años más tarde, su historia apareció en un periódico acompañada de fotos suyas de la época. Varias conocidos comenzaron a llamarla.
: “Recuerdo tu cara. Soy uno de esos niños, te debo mi vida, mi futuro y quisiera verte…” En sus últimos años, Irena tenía en su habitación cientos de fotos con algunos de aquellos niños supervivientes o con sus descendientes.
Irena pasó sus últimos años sobre una silla de ruedas debido a las lesiones causadas por las torturas que sufrió a manos de la Gestapo. Lejos de mostrarse vanidosa por sus acciones, siempre afirmaba:
<<Podría haber hecho más, y este lamento me seguirá hasta el día en que yo muera>>
De su padre, médico que falleció de tifus cuando ella era todavía pequeña aprendió:
<<Ayuda siempre al que se está ahogando, sin tomar en cuenta su religión o nacionalidad. Ayudar cada día a alguien tiene que ser una necesidad que salga del corazón>>
El 12 de mayo del 2008 falleció Irena Sendler. En marzo del año anterior fue propuesta para el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, este galardón fue otorgado a Albert Gore “por sus esfuerzos en la lucha contra el cambio climático” (¡¡¡!!! Sí, ese estadounidense que cobra millonadas por dar conferencias, se desplaza en aviones privados y vive en una auténtica mansión). Probablemente, a Irena le importó poco ese desplante, si tenemos en cuenta su actitud ante la vida, dejándose guiar por su conciencia:
<<Como se plantan las semillas de comida, se plantan las semillas de bondad. Traten de hacer un círculo de bondades, y éstas les rodearán y les harán crecer más y más>> (Irena Sendler)
Dicen que la cara es el espejo del alma. El rostro de Irena lo dice todo
Y ¿qué tiene que ver esa historia de tiempos pasados con nuestros tiempos? A nosotros y a los que nos rodean ¿en qué nos afecta?
Largo Caballero, aquél líder socialista y ugetista de los tiempos de la II República, establecía una clara diferencia entre el régimen hitleriano y el español, porque en la España republicana no se mataba a niños, en referencia al aborto y el exterminio de minusválidos y deficientes. ¡¿Qué diría ahora? Parece que los tiempos han cambiado y, para algunos, los derechos fundamentales no son los mismos. La senadora argentina Liliana Negre lo ha dicho bien claro:
La propuesta de la ministra Aído me hace recordar la política hitleriana, donde sólo algunos tenían derecho a nacer. No podemos hablar de lucha contra la violencia si estamos incentivando el aborto, que es la mayor violencia que puede sufrir una mujer. (A&O, 9/4/09, p. 30)
El 25 de abril de 2009, después de que la ministra de Igualdad tachase de “fundamentalistas” a los que se oponen a su proyecto de ley abortista (¡qué tolerante y respetuosa la señora ministra con las opiniones de los demás), cinco proabortistas agredieron a Jaime Días en El Ferrol cuando recogía firmas en defensa del derecho a vivir. Como suele ocurrir en estos casos, el hecho ha sido silenciado por los medios “oficiales”. Hasta el momento, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído no ha condenado la agresión. ¿Qué hubiese ocurrido si el agredido hubiese sido un médico abortista?
Jaime Días dice encontrarse bien, excepto cuando se mira al espejo. El ataque de un grupo de partidarios de la cultura de la muerte no le ha desanimado:
"Me encuentro bien, con el deber bien cumplido al hacer lo que la conciencia me dictaba".
Los hechos sucedieron cuando una chica empezó a pintar con un spray la mesa donde estaban recogiendo firmas:
"Vinieron a hacer una pintada donde estaba la mesa, por encima de donde había fotos de niños. Intenté parar a la chica que estaba haciendo la pintada pero vinieron otros cuatro o cinco y me agarraron.
Empezaron los puñetazos, caí al suelo, alguna patada. Y agredieron también a mis compañeras y a una señora mayor."
Jaime tiene muy claro que los golpes, los insultos y las amenazas no van a encerrarle en casa:
"Yo cuando me avisen, vuelvo a la calle a recoger firmas. Desde luego a mí con violencia nadie me calla la lengua."
Y ahora, nos podemos preguntar: ¿son esos todos los argumentos y los métodos de los defensores del aborto? ¿Qué diferencia hay entre esos métodos y los métodos represores propios de cualquier fascismo?
¿Igualdad de todos ante la ley? ¿Derecho a vivir? ¿Libertad de expresión? Ya sabemos que en la Alemania nazi no todos tenían derecho a vivir, se practicaban abortos, se eliminaba a los minusválidos y deficientes, la persona concreta no tenía valor, se censuraban las ideas de los que se expresasen de forma diferente (decían que “Por que hablaban de religión o mezclaban religión y política”), se perseguía a los que pensasen o se expresasen en contra de esa política. Irena Sendler es una de esas víctimas de la defensa del derecho humano básico, el derecho a la vida de cualquiera, también de los niños judíos. Entonces Irena Sendler sufrió la represión, ahora, Jaime Días la ha sufrido. Ambos, actuaron de acuerdo con su conciencia frente a la brutalidad de unas leyes injustas que envían a la muerte o dejan sin protección ante ella a los más débiles, unos por el hecho de ser judíos y otros por el de no haber pasado el trámite del parto (simple cuestión de tiempo). Así de evidente.
Se suele decir que el tiempo, la Historia pone a cada uno en su lugar. En el caso de Irena, la Historia comienza a ponerla donde merece, a otros más cercanos a nosotros –aunque sean ministras- que pasan por "defensores de la igualdad" ya los irá poniendo donde les corresponde. Para ir abriendo boca, ahí tenemos el Manifiesto de Madrid, en el que más de 2000 científicos e intelectuales han dicho a los señores políticos que la persona humana y su dignidad comienzan desde el fomento de la fecundación. Lo demás son dogmas y panfletos políticos del momento, que enriquecen a unos a costa de la vida de los otros. Entonces, ¿quién es el fundamentalista?
Habría que recordar a la ministra Aído, la que dice defender la igualdad de las mujeres que, según los datos del Foro Español de la Familia, el 80% de las mujeres a las que se les ofrece ayuda no abortan. Y Mirian Fernández, una chica de 19 años, contó cómo su madre se había encontrado sola y embarazada de ella, que tiene parálisis cerebral. «A mí me iban a abortar. Gracias a que me dieron en adopción he conseguido salir adelante, soy campeona nacional de natación, he ganado un concurso como cantante y estoy estudiando una carrera».
Por toda nuestra geografía están surgiendo nuevas Irena Sendler, personas anónimas que gastando su tiempo y dinero intentan salvar vidas, sí, vidas de personas que si se las deja y ayuda serán otras Mirian Fernández u otros adultos que antes fueron niños, como los judíos de Varsovia. Como muestra, Red Madre también se constituyó en una Fundación que, con 2.000 voluntarios, atiende a las mujeres embarazadas. Se supone que de esa labor se debería ocupar el Estado a través del Ministerio de Igualdad, para eso pagamos nuestros impuestos.
Por toda España están apareciendo nuevas Irena Sendler que se agrupan para salvar vidas. Desde 1981, el grupo Provida ha rescatado de la muerte que representa el aborto a 34000 personas, muchas de ellas ya son adultas, como Mirian Fernández. Sólo en 2007, ayudaron a 12330 personas (madres, bebés y otros familiares) ¿A cuántos ha ayudado a nacer el llamado Ministerio de Igualdad?
Básicamente, volviendo al comienzo, tenemos dos formas de pasar por la vida, cada uno debe elegir la suya y de qué parte está.
De momento, quien lo desee puede comenzar exigiendo a la ministra Aído que condene la agresión contra ese atentado a la libertad de expresión.
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